Daimon. El demonio salvifico

Libro 2

Daimon. El demonio salvifico

 

El sentimiento del amor se manifiesta en los hombres que han comprendido el sentido de su vida. 

Cada hombre es un predestinado. Lleva en sí una peculiaridad que le exige ser experimentada y que ya está presente antes de su llegada al mundo, antes de que la viva. El Daimon, principio inmaterial, espíritu-guía que obra en nuestra vida, sabe bien qué es lo que beneficia nuestra alma, y lo que ella necesita para llevar a cabo su destino. El Daimon es el portador de nuestro destino. Cada ser humano lleva en sí una génesis de ascendencia, una encarnación de la gran configuración de la que forma parte. A través del Daimon, tiene la oportunidad de desarrollar con plenitud su propósito existencial. Quién no se adapta a estas inspiraciones y no las hace suyas, no adquiere la soñada Eudaimonía. El ethos accede a la inmortalidad porque el ethos es el camino que nos lleva al fundamento de nosotros mismos, es la aptitud que nos permite llegar a ser lo que es y será, a la eterna memoria. La única manera que el hombre tiene para ser imperecedero dentro de las leyes cósmicas universales es ser hombre. La total abjuración de su luz inconsciente interior, el verdadero fracaso del ser humano, provocado por los dictámenes de los falsos maestros y de las falsas fes nos lleva a la desesperación. La convicción de la fe, definida como la religión de la muerte, la aceptación de una realidad invisible, un engaño antiguo que nos impone creer en algo que no tiene una explicación racional, nunca desvelará el sentido auténtico de la vida. Sólo la razón racional y el anhelo a un sentimiento de amor universal pueden conseguirlo. “Las efímeras generaciones de los hombres surgen y desaparecen en veloz sucesión, mientras que los individuos van danzando hacia la muerte entre angustias, necesidades y dolores. Incesantemente se preguntan qué será de ellos y qué significa toda esa farsa tragicómica, e invocan al cielo pidiendo respuesta. Pero el cielo permanece mudo,” escribía Arthur Schopenhauer. Y así Tito de Alencar Lima, unos días antes de suicidarse: “Son noches de silencio. Voces que claman en un espacio infinito, un silencio del hombre y un silencio de Dios”. 

Note autore

Daimon. El demoni salvifico

Formato 14,8 x 21 cm (A 5)

Rilegatura- Brossura cucita a filo refe

Carta - Usumano avorio

Grammatura- 90 gr

Copertina - Su carta patinata da 300 gr plastificata

Plastificazione - Lucida

Numero facciate interne - 112

Dorso (mm) - 7

Peso 

ISBN  

Euro 26.00

Prefazione

Prólogo

Tan inesperada como grata, un día no muy lejano me llegó la invitación por parte de Aldo Pietro Gritti, autor del texto que están leyendo, a que escribiera unas líneas, unas observaciones y reflexiones, en calidad de Prólogo, acerca de su Daimon. El demonio salvífico. Acepté con mucho gusto, de primeras, para satisfacer la petición de un amigo (un amigo, además, más que capacitado a nivel profesional); pero he de admitir que no imaginaba que fuera tan experto y profundo al abordar temas existenciales, filosóficos, introspectivos y conceptuales, tanto que, en un segundo momento, me sentí inadecuado para semejante tarea que, tal vez, había aceptado con demasiada levedad. Y, sin embargo, no había vuelta atrás: ya me había adentrado en las alturas y en las profundidades del texto, en sus meandros, podría decirse, y poco a poco me percaté de que las dificultades, ya fueran supuestas o reales, que surgían de la primera lectura y comprensión de algunas páginas, se desvanecían al constatar que, en efecto, Daimon. El demonio salvífico trata, desde un punto de vista especulativo, grandes temas que conciernen la vida misma del hombre, su existencia, su corporeidad y, sobre todo, su espiritualidad. Es decir, aquella actividad espiritual y autónoma que interpreta y define la manera de pensar, conocer y actuar del ser humano en el ámbito absoluto y exclusivo del devenir histórico. Y, entonces, ¿cómo ingresar en el contexto de un tema tan serio, notable y remarcable, si no con una dosis y base propedéutica de serenidad, hasta de desapego, podría decirse? ¿Cómo no equiparse con un mínimo de ligereza, de levedad (a no confundir con la superficialidad y la aproximación), para abordar, o, mejor dicho, para deleitarse con los pensamientos, las indicaciones, los conceptos con los que este Daimon antes nos llama la atención y, a seguir, despierta nuestra conciencia, casi obligándonos a una introspección y análisis interior que contrapone, por ejemplo, el “yo altivo” al “demonio salvífico”? Hay cierta belleza en este contraste, en esta lucha que es también ética y estética entre el yo altivo de cada uno de nosotros: impregnado de majestad, dignidad y valor, “aquella dulce y altiva Frente”, como la representa el poeta Carducci; o bien, ese yo altivo soberbio y orgulloso que, en cambio, delinea Ariosto: “Ríe el pagano altivo que en Dios no cree”. ¿Cómo contraponer, entonces, el yo altivo a ese Daimon que, como subraya el Autor, mirándolo bien es un principio inmaterial, un espíritu guía que conoce lo que beneficia nuestra alma (que necesita cumplir con su destino) y no es otra cosa sino el portador de nuestra suerte? Simplemente, alejándonos de las muchas posibilidades de meditación, de reflexión, hasta de investigación respecto a una efectiva superioridad de la actividad filosófica, de la doctrina y disciplina filosóficas, que (si se contienen y se limitan a un contexto determinado) llegan hasta la cumbre de la metafísica y de la gnoseología; no atreviéndonos ni siquiera a rozar las profundidades ontológicas; y, en resumen, apartándonos de todos los matices que van de la filosofía teorética a la filosofía de la praxis, de la filosofía de los valores a la del derecho, de la filosofía del lenguaje a la de la mente, de la filosofía de la naturaleza a la de la ciencia, pasando por la de la historia. Dejando de un lado todo esto, podemos concluir que la introspección de cada persona, concebida como observación de los hechos de la conciencia, nos llevará a toparnos, nos guste o no, con el Daimon de cada uno de nosotros. Ese mismo Daimon que se configura como un guardián que actúa en nuestra existencia con el objetivo de identificar lo que más beneficia a nuestra alma, para ayudarnos a llevar a cabo nuestro destino. Sin olvidar los muchos sabios a los que las páginas a seguir hacen referencia (Marco Aurelio, por ejemplo, o James Hillman y Carl Gustav Jung, entre muchos otros), diseminados de forma ejemplar en la obra de Aldo Pietro Gritti, hasta llegar al principio apodíctico de Charles Baudelaire “Lo que es creado por el espíritu es más vivo que la materia”, un tema que sitúa el Daimon y su demonio salvífico en una especie de Elíseo para mentes electas, espero que no parezca un disparate o un ultraje recordar algo que me parece natural, casi necesario llegados a este punto: es decir, que antes hay que vivir y, sólo después, filosofar. De hecho, aquel “Primum vivere, deinde philosofari”, regla atribuida a Thomas Hobbes, filósofo inglés discípulo de Francis Bacon, sensualista, nominalista y absolutista en la doctrina política, tiempo antes ya había sido, en realidad, uno de los pilares del pensamiento de Aristóteles (y no me parece poca cosa), quien con ello afirmaba la primacía de la práctica respecto a la teorética. Lo que acabo de subrayar tiene el único objetivo de recordar la primacía de la filosofía, que corresponde a la plenitud de la experiencia de la vida, más que a las reflexiones, consideraciones y observaciones teoréticas acerca de la misma. Y teniendo en cuenta los muchos aforismas, lemas y dichos (algunos con una adherencia perfecta al texto, otros un poco más forzados) con los que el Daimon demuestra su presencia, su incidencia en la existencia humana, o mejor dicho, su inmanencia – es decir, siendo objeto y sujeto de todo, el Daimon impregna con su omnipresencia cada aliento, cada anhelo y suspiro del hombre – entonces, ¿no podría ser necesario, para mediar, armonizar, mitigar las diferentes posiciones y asperezas que proceden de él, acudir a Baruch Spinoza y a su filosofía? “Non flere, non indignari, sed intelligere” nos dice el filósofo en su Brevis tractatus de Deo, de homine et de salute, una docta, sufrida y muy pertinente exhortación a reflexionar para comprender en profundidad los eventos y no cometer el error de enfrentarnos a ellos de forma equivocada. En una página de este libro, Aldo Pietro Gritti escribe: “Somos seres inmortales, porque una parte de nosotros seguirá existiendo infinitamente, incluso después de nuestra muerte terrenal. Tenemos un Daimon, un anhelo primordial ínsito en nosotros desde antes de nuestro nacimiento, un deseo-guía que nos mueve desde el interior, independientemente de nuestra conciencia temporal y de nuestra corporalidad, y que sobrevive a la muerte física.” Hermoso. Verdadero. Justo. Pero, sin que parezca fuera de lugar o inapropiado, permítanme dejarle la palabra a San Agustín, para que nos reprenda vigorosamente: Noli foras ire, in te ipsum redi, in interiore homine habitat veritas”; de esta enseñanza – No salgas de ti, vuelve a ti mismo, en el interior del hombre (en el alma) habita la verdad – podemos sacar muchas respuestas a las preguntas esenciales, a veces incluso acongojantes, que este Daimon, el demonio salvífico, deja inexorablemente a lo largo del camino del hombre. Disfruta de este libro, entonces, querido lector de la obra de Aldo Pietro Gritti, el que muy oportunamente advierte que no será una lectura fácil, o mejor, una fácil lectura: en las primeras páginas de presentación de su Daimon, de hecho, el autor cita y parafrasea al filósofo rumano Emil Mihai Cioran, y conviene con el autor en que “un libro debe ser realmente una herida, debe trastornar la vida del lector de un modo u otro [...] No me gustan los libros que se leen como quien lee el periódico, un libro debe conmoverlo todo, ponerlo todo en cuestión”. ¡De hoc satis!

 

 

Luigi Cortesi

 


 

Aforismi

“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades.”

-Elisabeth Kübler-Ross-

 

“El amor sin sufrimiento es amor a nosotros mismos.”

-Madeleine Delbrêl-

 

“Yo creo que un libro debe ser realmente una herida, debe trastornar la vida del lector de un modo u otro. Mi idea al escribir un libro es despertar a alguien, azotarle. Puesto que los libros que he escrito han surgido de mis malestares, por no decir de mis sufrimientos, es preciso que en cierto modo transmitan esto mismo al lector. No, no me gustan los libros que se leen como quien lee el periódico, un libro debe conmoverlo todo, ponerlo todo en cuestión.” (Conversaciones) 

-Emil M. Cioran-

Personajes mencionados

  1. Elisabeth Kübler Ross……………………………………..….7
  2. Madeleine Delbrêl……………………………………...………7
  3. Emil Mihai Cioran………………………………….………9-14
  4. Gordon Lichfield……………………………..……………….15
  5. Carl Gustav Jung…………………………...………...13-17-19
  6. Marco Aurelio………………………………..……………12-20
  7. James Hillman……………………...…………………13-20-21
  8. Fiora Vincenti……………………………...………………….23
  9. Charles Baudelaire……………………………..………..13-28
  10. Confucio…………………………...…………...………………30
  11. Lev Tolstói……………………………….……..28-30-53-62-63
  12. Sócrates………………………………………….….....30-48-74
  13. Platón…………………………………….…………….30-46-48
  14. Herbert Spencer…………………………………...………….31
  15. Oscar Wilde…………………………………………...……….32
  16. Nietzsche…………………………………………...………….33
  17. José Ortega Y Gasset………………………..………..……...34
  18. Aristóteles…………………...……………………..……...13-37
  19. Euler ………………………………………………….…...…..37
  20. Immanuel Kant…………………………………...…………..37
  21. Friedrich Hegel……………………………………………37-78
  22. Clerk Maxwell…………………………………………………37
  23. Albert Einstein……………………………...………………...38
  24. Martin Heidegger…………………………………...………..38
  25. San Agustín…………………………………...……….14-38-39
  26. San Tomás……………………………………………....…….39
  27. Rumi ……………………………………………...……………39
  28. Isabella di Soragna…………………………………...………39
  29. Ken Wilber…………………………………………...………..39
  30. René Descartes……………………………..………………...40
  31. Angelus Silesius…………………………………..……..…...42
  32. Isaac Marks……………………………..…………………….47
  33. Gibran Khalil Gibran…………………………………...…...56
  34. Umberto Eco…………………………………………..………58
  35. Epicuro ……………………………………………………..….61
  36. Arthur Schopenhauer…………...…..………….62-87-88-110
  37. Miroslav Marcovich…………………………..……………...64
  38. Heráclito…………………………….…………….……….64-65
  39. Paracelso……………………………………………………….67
  40. Jorge Luis Borges……………………………………………..70
  41. Escipión………………………………………………..…..74-75
  42. Gottfried Wilhelm von Leibniz……………………………...75
  43. Edmund Husserl………………………………………...……75
  44. John Hagelin…………………………………………………..76
  45. Stuart Hameroff………………………………………...…….77
  46. Roger Penrose……………………………………...………….77
  47. Friedrich Schelling……………………………………...……78
  48. Jeff Foster………………………………..………….…………79
  49. Giacomo Leopardi……………………………...…………62-83

Bibliografia esencial

 

Emil Mihai Cioran: Conversaciones. Tusquets Editores S.A. Trad. Carlos Manzanos.

Gordon Lichfield: “We’re not going back to normal”, Mit Tecnology Review.

Carl Gustav Jung: Recuerdos, sueños, pensamientos. Libros Alcaná. Trad. María Rosa Borras.

Marco Aurelio: Meditaciones. Taurus. Trad. Miquel Dolç i Dolç. 

James Hillman: El código del alma. Ediciones Martinez-Roca.

Flora Vincenti: Revista literaria “Uomini e libri”.

Charles Baudelaire: Diarios íntimos. Editorial Renacimiento. Trad. Rafael Alberti.

Lev Tolstói: О жизни (Sobre la vida). Ref. Edición italiana: Sulla vita. Universale Economica Feltrinelli.

Sócrates: Enciclopedia Treccani / Francesco Adorno, Introduzione a Socrate. Laterza. / Franco Ferrari (editor), Socrate tra personaggio e mito. BUR Rizzoli / Antonio Gargano, I sofisti, Socrate, Platone. La città del Sole. / Olof Gigon, Socrate. La sua immagine nella letteratura e nella storia. Trad. Giusy Maria Margagliotta. Vita e Pensiero / Walter Otto, Socrate e l’uomo greco. Marinotti. / Giovanni Reale, Socrate. Rizzoli. / Antonio Ruffino, Socrate: l’uomo e i tempi. Liguori.

Platón: Obras completas. LHN Books. Trad. Patricio de Azcárate / Giovanni Reale, Platón. En búsqueda de la sabiduría secreta. Herder. Trad. Roberto Heraldo Bernet.

Herbert Spencer: Principi di sociologia. UTET / The data of Ethics. Taylor & Francis Ltd. U

Nietzsche-Gilles Deleuze, Nietzsche et la philosophie. ‎Presses Universitaires de France. / Eugen Fink, La filosofia di Nietzsche. Marsilio. / Martin Heidegger, Nietzsche. Trad. Franco Volpi. Adelphi.

José Ortega Y Gasset: El tema de nuestro tiempo. Hermeroteca-La Hora.

Aristoteles: Diogene Laerzio, Vite e dottrine dei più celebri filosofi. Bompiani. / Guido Calogero, I fondamenti della logica aristotelica. La nuova Italia. / George Grote, Aristotele.A. Bain & G. Croom Robertson.

Euler: Cartas a una princesa de Alemania sobre diversos temas de Física y Filosofía. Prensas de la Universidad de Zaragoza. Trad. Carlos Mínguez Pérez.

Immanuel Kant: Critica de la razón pura. Taurus. Trad. Carola Tognetti.

George Wilhelm Friedrich Hegel: Fenomenología del espíritu. Fondo de Cultura Económica. Trad. de Wenceslao Roces. / A. Tassi, Signoria e servitù nella “Fenomenologia dello spirito”, Morcelliana.

James Clerk Maxwell: Basil Mahon, The man who changed everything: The life of James Clerk Maxwell. JohnWiley and son Ltd.

Martin Heidegger: Ser y tiempo. Editorial Trotta. Trad. de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga.

San Agustín: Le confessioni. BUR Biblioteca Universale Rizzoli.

Isabella di Soragna: “Tempo/Eternità - Spazio/Infinito”. Adaptado de Ken Wilber, The spectrum of consciousness. Quest Books.

Ken Wilber: The spectrum of consciousness. Quest Books.

René Descartes: Reglas para la dirección del espíritu. Alianza. Trad. de Juan Manuel Navarro Cordón.

Angelus Silesius: El Peregrino Querúbico. Ediciones Siruela. Trad. Lluís Duch Álvarez.

Isaac Marks: Living with Fear. Understanding and coping with anxiety. McGraw-Hill.

Gibran Khalil Gibran: El profeta. Pehuén Editores.

Umberto Eco: “La società liquida” en el diario L’Espresso, 29 de mayo de 2015.

Epicuro: “Carta a Meneceo” en Obras. Trad. Monserrat Jufresa. Tecnos.

Arthur Schopenhauer: Francesco De Sanctis, Schopenhauer e Leopardi. Rivista contemporanea. / Cesare Enrico Aroldi, La filosofia di A. Schopenhauer. Sonzogno. / F. Chiossone, Il nulla della vita. Il Melangolo. / Schopenhauer, Più forti della morte. Theoria. Trad. Federico Scardanelli.

Heráclito: Antologia della critica. Libreria Filosofica Diogene Multimedia. / Jorge Luis Borges, “Heráclito”, en Obras completas. Emecé.

Miroslav Marcovich: Eraclito. Testimonianze, imitazioni e frammenti. Bompiani. Editado por Miroslav Marcovich y Rodolfo Mondolfo.

Paracelso: Los siete libros de la archidoxia mágica. Humanitas.

Jorge Luis Borges: Obras completas. Emecé.

Cicerón: Laelius de Amicitia o Lelio de la amistad. Versión bilíngüe. / Somnius Scipionis.

Gottfried Wilhelm von Leibniz: Monadologia. Testo francese a fronte. Bompiani. / Discorso di metafisica. Studium.

Edmund Husserl: Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Fondo de Cultura Económica. Trad. José Gaos.

John Hagelin: Manual for a Perfect Government: How to Harness the Laws of Nature to Bring Maximum Success to Governmental Administration. Maharishi University of Management. / Is consciousness the unified field? A field theorist’s perspective. Maharishi University of Management.

Stuart Hameroff: “Consciousness in the universe: a review of the “orch OR” theory”. Revista ScienceDirect.

Roger Penrose: “Consciousness in the universe: a review of the “orch OR” theory”. Revista ScienceDirect.

Friedrich Schelling: Sistema dell’idealismo trascendentale. Bompiani. / Ricerche filosofiche sull’essenza della libertà umana. Carabba. / S. Drago del Boca, La filosofia di Schelling. Sansoni.

Jeff Foster: Il risveglio spirituale nella vita quotidiana. Macro Edizioni.

Giacomo Leopardi: Prosas morales. Conaculta. Trad. Jordi Teixidor.

 

 

Nota:

Las citas extraídas de obras que en la bibliografía no aparecen en una edición en lengua española han sido traducidas del italiano por como aparecen en la edición original de este ensayo, Daimon. Il demone salvifico.

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